Pues si, ya lo tenemos aquí. La decisión gubernamental de repatriar a los misioneros afectados por el virus del ébola ha posibilitado la diseminación del mismo en al menos una de sus cuidadoras. No somos ni mejores ni peores que en el resto de los países. En un mundo globalizado la llegada de este virus u otros igual de letales es muy díficil de impedir. Ahora lo que nos toca a los sanitarios es manejar con sentido común esta compleja situación. La misma buena voluntad que me atribuyo en mi quehacer diario se la doy a mis compañeros y gobernantes. Ahora a trabajar y de ello a aprender.
Un saludo.
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